Yachaq grafiti

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jueves, 11 de agosto de 2016

El valor de la verdad

El valor de la verdad

La cultura oficial nos ha impuesto un discurso hedonista y egocéntrico. Este discurso es antisolidario porque es individualista y egoísta en extremo. Rechaza el apoyo mutuo y la solidaridad que nos humaniza. Una sociedad de hiperconsumo y desecho donde viven y reproducen alegres y esbeltos consumidores ama el éxito a cualquier precio porque la cultura oficial tiene varios años bombardeándonos con imágenes y eslóganes que apelan a emociones básicas, autorrealización y confort burgués.

La cultura oficial es alabada por tecnócratas educados en universidades elitistas, políticos oportunistas, dictadorzuelos que prometen “Honradez, tecnología y trabajo”, escritores al servicio de gobiernos corruptos y canallas, estrellas del fútbol y de la gastronomía.

Es preciso rechazar con todas nuestras fuerzas esta cultura elitista y falsa. El Jockey Plaza y los malls de moda no son el Perú. La Confiep y la SNI no son quechuahablantes ni aprecian el aimara. La minka, el ayni y la autoorganización para ellas son delitos graves. Terrorismo puro y duro nada poético. Los poetas oficiales y los novelistas de la sociedad del espectáculo aman el Poder y la fama más que nada. Detestan la autenticidad y el cambio. Son patrioteros porque, como casi todos, son antichilenos, antiecuatorianos, etc. Rechazan la razón crítica.

Es preciso repetir con Gabriel Celaya: “Maldigo la poesía concebida como un lujo / cultural por los neutrales / que, lavándose las manos, se desentienden y evaden”.

Es preciso repetir con Jamiro: “La poesía es un arma y nadie se atreve a disparar”.

Es preciso recitar, junto con Armando Arteaga: “Para qué una bandera, una patria. / Mi patria es la poesía, la barricada donde se queman banderas…”.

Es apremiante reivindicar a poetas que tuvieron huevos como Leoncio Bueno, Allen Ginsberg, Juan Cristóbal, Javier Heraud, Mariano Melgar, Xavier Abril, Edgardo Tello, Oquendo de Amat, Feliciano Mejía, Gary Snyder y otros más.  Vida y poesía. Un ethos de coherencia y dignidad contra los funcionarios y plenipotenciarios del verbo que se vendieron y se siguen vendiendo como meretrices.

Es imprescindible hacer nuestras las palabras del gran Schiller: “Vive con tu siglo, pero no seas el juguete de tu siglo;  da a tus contemporáneos, no lo que ellos aplauden, sino lo que necesitan”.
Lima, 5 de agosto de 2016.

Korriente fluyendo

Colonia gatuna en Santa Anita (foto tomada por Nikos Gamarra)


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